1945, edad 5 años
Con nosotros vivía, también, el tío Carlos Basaletti, que era reportero; Su vida como corresponsal de prensa era de lo más entretenida. Vivía viajando a distintos países, a hacer reportajes por diversos lugares del mundo.
Un día se fue de corresponsal a la II Guerra Mundial, y desde allá nos mandaba discos, contando los detalles de la guerra. Luego decía: - “Saludos a la Toñi, díganle que pronto voy a volver y le llevaré muchos regalos si se come la comida”. Yo era muy mala para comer y sólo ese tío lograba darme el aceite de ricino y la comida; yo, de “puro amor”, me tragaba aquella cosa asquerosa.
Él siempre estaba viajando, era súper entretenido cuando él llegaba a contar tantas cosas que le pasaban, era como James Bond.
Yo me preguntaba, al oír su voz en el disco, ¿como habia entrado ahí? Yo encontraba algo mágico que su voz saliera de un aparato y yo la escuchara tan cerca. No podía dormirme de la emoción y la alegría de escuchar su voz.
Siempre que llegaba de sus viajes, sus aventuras para contar eran interminables. Risueño, buen conversador, generoso; traía regalos de todas partes, para todos, hasta para la nana.
Una vez estaba en África, y por estar sacando fotos, casi se lo come un león. Iba a la guerra y contaba que las balas pasaban volando cerca de él. Hablaba de la situación en la guerra, de cómo muchos desertaban porque estaban hartos de esos horrores. Él era soltero y le gustaban mucho los niños. A mí me quería, especialmente; siempre jugaba conmigo y me contaba historias, me hacía regalos, se reía mucho conmigo.
Era una de las personas más estimulantes que conocí durante mi infancia. Siempre ocupado: escribiendo, estudiando, revelando fotos, leyendo, inventándome juegos.
Era como un sol, una chispa llena de inquietudes e intereses. Mi hermana me decía que parecía James Bond.
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