viernes, 28 de mayo de 2010

CAPITULO 21: “El Impacto del Cambio de Colegio”; El Exámen de Admisión.

1950, 10 Años

   Cuando cumplí 10 años, mis padres decidieron cambiarme de Colegio, para que fuésemos juntas con mi hermana.
   Era un Colegio de Monjas “La Buena Enseñanza” o “Compañía de María”, como fue conocido mas tarde. Quedaba en Providencia con Plaza Italia. Yo no sabía nada de Monjas ni de religión. Las gringas no enseñaban nada de eso. Yo no quería por nada del mundo cambiarme de mi “Colegio San Gabriel”, donde era tan feliz. Amaba mi Colegio, mis profesoras, mi amiga Silvia.

   Todo me encantaba, las clases de música de Miss Flory con acordeón, el inglés, el Estadio, mis amigos. La alegría, la libertad, el valor que una tenía como persona, los cursos chicos de 15 niños en una casa acogedora, que solo tenía 3 salas: kínder, 1º y 2º. Por eso tuve que repetir 2º, porque todavía no existía el 3º básico.

   Pero, no dije nada a mis padres, ni la menor queja, ellos decidían esas cosas y no había nada que hacer.

   El primer día que yo entré a ese Colegio, fue para hacerme un “Examen de admisión” y ver en qué nivel de conocimiento estaba.  Yo iba tomada de la mano de mi mamá. Nos hicieron entrar a un salón gigantesco, con un techo muy alto.

   Tenía un enorme cuadro al centro.

   Yo me quedé mirando y pregunté a mi mamá: “¿Quién es?”.

   “Cállate tonta”, respondió ella.

  “No ves que este es un Colegio de Monjas, no muestres ignorancia, no hagas preguntas tontas.
   Ese es el “Buen Pastor”, es Cristo, que lleva en sus hombros a una oveja perdida. No preguntes estupideces, sino capaz que no te dejen. Grábatelo bien, me dijo pellizcando mi codo, se llama “El Buen Pastor”.

   Yo me quedé quieta, mirando a mí alrededor. Había otros cuadros más, unos enormes sillones de terciopelo, una enorme alfombra roja, una mesa al centro, que hacía juego con los sillones, que eran, medio amarillo oro. La mesa central tenía también unos adornos dorados, igual que los sillones. Arriba, una inmensa lámpara de centro, de la cual colgaban muchos cristales.

   “¿Qué son esos cristales?” pregunté a mi mamá.

   “Es una lámpara de lágrimas y ya quédate callada, porque estoy preocupada, si te van a dejar o no”

   Había transcurrido, para mí, un largo tiempo de espera por la Monja que tomaba el “Examen”

            Mi mamá estaba muy tensa y ansiosa.

   Yo no hacía más que mirar todo, con gran asombro. Era una habitación obscura y como incómoda. Luego, llamaron mi atención unas ventanas de vidrios de colores, que parecían rompecabezas, representaban figuras: una copa, una oveja, un señor, una señora, una azucena, una paloma como con el sol.

   Le pregunté a mi mamá, “¿Qué son esos vidrios de colores como de cristales, que tienen dibujos?”

   “Te dije que no hicieras más preguntas, cabra de porquería” dijo.  “Esos, no son vidrios, sino vitreau

   Al fin apareció la Monja que venía con unos papeles largos en la mano, yo nunca había visto hojas tan grandes, nosotras en mi colegio solo usábamos cuadernos chicos y ahí, hacíamos los exámenes”

   Me quedé observando a la Monja, toda vestida de negro, con falda hasta el suelo, con un velo negro en su cabeza y algo blanco que tapaba su frente, y cuello que le llegaba hasta el pecho. Tenía un inmenso Crucifijo colgando y unas pelotitas agarradas de un cordel largo, que también terminaba en un crucifijo más chico, que le colgaba de la cintura. Las mangas eran largas y negras, del vestido. Tenía una cara seria, ni pariente a mis misses.

   Saludó y luego hizo salir a mi mamá a otra sala.

   “¿Postula a 3º?, preguntó a mi mamá. “¿No?”.

   Ella se acercó a una mesa y me hizo sentarme en una silla, muy alta. Me pasó una de las hojas largas, que arriba decía: “Castellano”. Y me dijo: “Tienes que contestar estas preguntas”.

   Yo leí las preguntas y no entendí palabra.

   Preguntaba sobre unas palabras agudas, graves, etc. Que a mí nunca me habían enseñado en mi Colegio. Luego me pasó un trozo de una narración escrita con unas preguntas acerca de la narración. 
 
   Yo leí y respondí rápidamente y le devolví la hoja.

   La monja tomó la hoja y exclamó: “¿Qué es esto?”, “¿Por qué respondiste en inglés?”

   “Porque yo estaba en un Colegio Inglés y todo me lo enseñaron en inglés, en castellano, me demoro mucho en contestar”. Dije.

   La monja se llevó la mano a la cara, pensó y me dijo: ¿Entonces todas las materias las vas a responder en Inglés, incluso matemática?”

   “Si, respondí, todas las clases eran en Inglés.”

   Entonces ella me dijo: “Espera un poquito”. No me pasó ninguna otra hoja más y salió.
   Al rato volvió con otra monja, me saludó amablemente y me pasó otra hoja, que arriba decía “III básico, Matemática”
   La respondí, con la misma velocidad que la primera y se la entregué. Ella leyó la hoja y comentó con la otra Monja “Los resultados son correctos, pero ella hace las operaciones de otra forma”.


   Luego comentó: “¡Para qué le pasamos la de Inglés!”
   Luego me hizo leer y escribir. Me puse nerviosa, porque yo solo en la casa conversaba en castellano pero leía y escribía solo en inglés. En el Colegio no nos permitían, ni siquiera para ir al baño, hablar en castellano, si no sabias pedir permiso en ingles, “te hacías” no más.
   Traté de explicar esto, en pocas palabras a las Monjas.

   Mi lectura y escritura en castellano eran “pésimas”.

   Ellas comentaban “Lee como una niña de 1º básico”. Se volvieron a cuchuchear entre ellas.
   Luego una me dijo: “A ver, lee esta misma lectura en Inglés y después la escribes”.
   Comencé a traducir primero, termine rápidamente. Lo leyó la monja.
   Luego lo leí en inglés, más rápidamente.

   Despuès llamaron a una 3º Monja, que era la que mandaba el Colegio, conversaron con ella, le explicaron el problema. Ella leyó mis exámenes y dijo:



   “Sabes, te vamos a dejar en IV básico, te vas a saltar el 3º, porque tú ya sabes esas materias, pero, antes vamos a llamar a tu mamá”.
   Vino mi mamá y la monja, que la llamaban “Madre Superiora”.
   Le dijo: “Mire, señora, su hija es muy inteligente, la dejaremos”.

   La superiora, pareció adivinar el desconcierto tanto de mi madre como mío. Ella captó nuestra intriga, sonrió y dirigiéndose a mi mamá le dijo:

   “No se preocupe señora, su hija no tiene ningún problema, solo que en el anterior Colegio le enseñaron puro Inglés y nada de Castellano.
   Por eso, hay que nivelarla, ella es muy rápida para captar y se encuentra en todo lo demás apta para 4º básico, no queremos retrasarla”.
   “Ya verá, que la Madre Sotomayor, muy pronto, la sacará adelante”.
   “Ni tendrá nada extra que pagar, Madre Sotomayor se ha ofrecido a ayudarla”.
   “Quédese tranquila”.



   Puede matricularla en 4º básico. Y dirigiéndose a mí, me dijo: “Vas a tener que estudiar mucho;” la Madre Sotomayor es muy estricta” dijo riendo. Luego me acarició la barbilla.



   “De todas maneras dominas el Inglés a la perfección, te felicito”.



   “El Inglés es necesario para muchas cosas”.

   Y se retiraron todas, luego de despedirse.

   Mi mamá quedó muy contenta y me dijo:
   “Aquí, sí vas a tener que estudiar mucho, este es el mejor Colegio de Santiago. Yo también me eduqué con monjas; en las “Monjas Alemanas”.

   “Yo no sabía si estar triste o alegre. Pero estaba contenta de ver a mi mamá tan feliz”

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