1945, edad 5 años
No sé por qué durante esta etapa de mi infancia casi no tengo recuerdos de mis padres. No sé por qué este abandono, ¿qué hacían ellos?, pareciera como si no hubieran existido. Fuera de los tristes paseos a la carnicería, no tengo más recuerdos de mi madre.
Sólo recuerdo a mis hermanos y a otras personas, que me mostraron mucho amor; que atenuaron mis momentos de tristeza, en los que extrañaba la presencia de mis padres.
A esas personas les expreso mi eterna gratitud, por el amor que me regalaron:
Gracias Carlos Basaletti, señora Sara, a mi hermana, a las profesoras del kinder, a mis primas y tíos de Concepción por su alegría.
Gracias al Señor, por haberlos puesto en mi camino, como un rayito de luz. Fueron los ángeles que dulcificaron mi niñez.
“Soy testigo de que Dios puso a estas personas en mi camino por pura Misericordia”.Cuando yo tenía más o menos cinco años y medio, mi padre compró una casa en la calle Siglo XX, N° 282, cerca del cerro San Cristóbal.
Yo dejé estos recuerdos en mi corazón, ya fueran los buenos o los tristes. Eran parte de mi vida, que permanecerán en mí, como parte de mi historia.
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