sábado, 15 de mayo de 2010

Capítulo16: “Mi Nana María”

1946 a 1968, 6 a 18 años

   Era para mí, como una madre. Trabajó muchos años en mi casa, y tenía un hijo, de mi edad, el Lucho. Ella, nunca se casó, mientras estuvo con nosotros. Crió sola a su hijo, que era hijo de un carabinero. Ella toda la vida, recordó a su carabinero, nunca dejó de amarlo, pero el desgraciado, desapareció.



   Yo adoraba a María. Ella conocía los gustos de todos nosotros y siempre nos preparaba cosas ricas. Cocinaba maravillosamente, hasta venían nuestros parientes de Concepción a probar las especialidades de mi Nana: el puré de papas que era exquisito, el pescado, las empanadas, los mariscos, todo lo que salía de sus manos, era exquisito. En invierno, las sopaipillas, el pan con palta, cuando uno llegaba empapada a tomar onces.
   Cocinaba cantando, cuando se acordaba de Luis; su amor, “hace un año, que yo tuve una ilusión”…
   Ella nos quería tanto, que hasta plata les pasaba a mis hermanos para que arrienden patines. Un peso 20 valía la hora de arriendo y ella siempre les pasaba plata por debajo.



   Era una mujer baja, morena, de rostro afable, muy cariñosa, buena madre, de carácter dulce y algo triste, a veces. Hacia todo en la casa y más encima cuidaba a su hijo. Lo mantenía a Lucho, siempre impecable, lo mandaba al “Colegio Murialdo”, zapatos lustrados, limpio, de punta a cabeza”. Ella era una mujer buenísima, no sé cómo ese Paco, no la valoró. Era alegre, trabajadora, honrada, cariñosa con todos los de la casa. Ella era muy feliz en nuestra casa y nosotras con ella.



   Yo creo que a nosotras nos quería tanto como a su propio hijo. ¡Qué de momentos no vivimos con ella! Ella siempre cuidándonos, preocupada de cada uno, como una madre.



   Ella me contaba cuentos en la noche y se quedaba con nosotros cuando nuestros padres salían.



   Con ella vivimos la experiencia del “Fantasma Pianista”, me defendía a escobazos de la Silvia, cuando me quería pegar, me consoló en los momentos más dolorosos de mi vida y nos alegraba como podía.
   Ella estuvo con nosotras toda nuestra infancia y adolescencia. Y un buen día volvió Luis, a buscarla, para casarse con ella, ya habían pasado como 12 años, sin aparecerse. Ahora estaba más viejo, solo y volvió por ella, porque después de tantos amores, reconoció que ninguna mujer lo amó tanto como María, además tenía un hijo de él. Le pidió permiso a mi padre para casarse y se la llevó.



   María amó toda su vida a este Paco y aunque sufrió mucho de irse de la casa. Se casó con el amor de su vida, después de cómo 12 años de espera.



   El que no quiso nunca al Paco, fue Lucho, y eso fue un gran dolor para María. El Paco tenía otros hijos y Lucho jamás los aceptó, en cuanto terminó el Colegio se fué de la casa, a la Marina, porque se fueron a vivir a Valparaíso.



   Hasta el día de hoy, recuerdo a MARIA, a mis 69 años la veo diariamente con su delantal, su rostro dulce, su cabello negro y crespo, como si fuera ayer.



“Gracias María por todo tu amor impagable”

Ojalá hoy en el cielo, reces mucho por mí, para que nunca deje de recibir el alimento espiritual, tú que tanto te preocupaste por mi alimento terrenal.

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