martes, 27 de julio de 2010

CAPITULO 36: “Mi hermana Alicia”

   Ahora pongo aquí, a mi hermana, porque estoy mencionando a los miembros de mi familia con sus características: mi padre, mi madre, mi hermano, pero yo antes también la mencioné en mi infancia, ella fue una segunda madre, para mí, que siempre estuvo apoyándome, aconsejándome, consolándome en los momentos más duros de mi vida.

   Yo soy una eterna agradecida de mi hermana, siempre hemos sido "muy hermanables", trabajamos un tiempo juntas, fuimos al mismo Colegio, pasamos juntas muchos momentos buenos y malos.

   Ella me alentó siempre porque yo no tenía su carácter fuerte, decidido, desafiante, valiente. Yo siempre he sido una admiradora de mi hermana. Es extraordinariamente talentosa, no solo tiene una bellísima voz sino que es una poetisa increíble, escribe “poemas”, sin levantar el lápiz, sin correcciones, su prosa, es absolutamente impecable.

   Ella siempre estará apareciendo en diversos capítulos, porque ella siempre ha estado en mi vida.

   Me acuerdo cuando tenía diez años, ella jugaba “chueca”, que es un juego araucano, que se juega con un palo, doblado en la punta, pero mis hermanos jugaban con un palo de escoba.

   Para mostrar un poco el carácter fuerte de mi hermana, narro aquí un partido que ella estaba jugando donde iba perdiendo, de pronto le llegó un palo fuertísimo en pleno ojo, que le comienza a sangrar copiosamente. Ella se limpió con la manga y siguió jugando roja de ira, lo único que veía era que estaba perdiendo y eso la cegaba de furia. Los jugadores al verle sangrando tanto, le dijeron: “Alicia, vamos a parar el juego, estas sangrando”. Ella no quiso, por ningún motivo, lo único que quería era meter la pelota en el arco y hasta que lo logró, no paró.

   Todos quedaron desconcertados por su porfía de seguir jugando en ese estado, pero ella se continuaba secando el ojo que sangraba cada vez más, con su manga y continuó jugando hasta llegar al empate.

                                                          ¡Era realmente increíble!



“La señorita Marina y mi hermana Amonpa”

   La señorita Marina era nuestra profesora de Historia. Ella era muy especial, a pesar de ser muy estricta como maestra, pero tenía un gran sentido del humor. A mi hermana, la conocía muy bien y le hacían gracia las ocurrencias de ella.

   Un día mi hermana tenía “prueba de Historia” y como no le gustaba el ramo, no había estudiado nada. La señorita Marina, era una experta en pillar los torpedos de las alumnas, se paseaba toda la hora de la prueba de manera que era imposible, usar ese recurso, del cual Alicia y sus amigas eran entendidas. Alicia sabia que con ella, no valía este subterfugio, estaba desarmada.

   Pensaba y pensaba, qué hacer… ¡ah! Se le ocurrió una idea.

   Le explicaré en la prueba, que no pude estudiar porque murió mi abuelita. Y se puso a escribir una larga carta, relatando con toda clase de detalles, la muerte su abuelita, para lograr que le hicieran la prueba en otro día. Luego, entregó su prueba, esperando el perdón.

   Cuando llegó señorita Marina con el resultado de las pruebas, comenzó a leerlo en voz alta. Alicia esperaba ansiosamente, la respuesta a su petición de aplazamiento de la prueba, pero la respuesta no apareció sino hasta el final. Entonces señorita Marina, se puso de pie al centro de la sala de clases con una expresión picaresca y dijo dos veces fuerte en voz alta: ¡“Fuerte el 1 para Amonpa”!

   Interesante alumna, cuyo nombre, no sabemos, le he puesto “un 1 fuerte” y no "un 1 débil ". Como es tan conmovedor este relato y tan increíble que una abuelita muera por tercera vez, leeré a continuación, la trágica muerte de la abuelita de “Amonpa”. Y se puso a leer la carta, delante de todo el curso.

Querida Señorita Marina:

   Leyó sonriendo, me ha sido imposible estudiar la prueba, por la tragedia de la muerte de mi abuelita, era tanto el sufrimiento, estoy tan afectada que no pude concentrarme en estudiar etc. etc. Y comenzó a relatar una serie de fantasías de una espantosa muerte.

   Señorita Marina con mucha ironía leía y gesticulaba expresando con sus manos la larga carta y pronto se empezó a escuchar un murmullo entre las alumnas, unas risitas solapadas, obviamente sospecharon que “Amonpa”, era Alicia.

   Desde ese día, mi hermana Alicia quedó con el sobrenombre: Amonpa.


"La Operación sin Anestesia "

Fecha: 1950, Edad: 10 años

   Mi hermana Alicia, cuando tenía 13 años, tuvo un problema con los cornetes de su nariz, no podía respirar bien, se ahogaba la pobre y dormía muy mal. Este le estaba provocando muchas molestias. Mi Papá la llevó donde un familiar nuestro, que era cirujano Otorrino, el doctor Camilo Castellón.


   El doctor la examinó y le encontró un problema en los cornetes de la nariz que había que intervenir quirúrgicamente para que ella pudiera respirar bien, era necesario enderezar esos cornetes. Se fijó la fecha para la operación.

   Llegó el día, Alicia estaba lista para ser operada acostada en la camilla del pabellón y ve entrar al tío con una inyección para la anestesia en su mano, entonces abre enormemente sus ojos y le grita:
                         "¿no pensará que usted me va a poner esa inyección a mi?"
   El doctor quedó sorprendido y respondió: “hija, esto va a ser muy sencillo, pero es necesario hacerlo con anestesia, sin anestesia sería imposible, te dolería mucho y yo no podría operarte, tienes que estar sin moverte, ¿comprendes?”

NO, NO, NO” gritó Alicia; “¡A mí nadie me pone inyecciones, les tengo terror!” Y se paró de la camilla, arrancando del doctor.

   El doctor miró a mi papá, levantando los hombros, interrogante. Mi papá molesto con Alicia, la tomo del brazo y le explicó las consecuencias que tendría si ella no se operaba; por ejemplo que se podía quedar sin respiración y ahogarse un día.
   Era absolutamente necesario, que el doctor Castellón le pusiera anestesia, así, ella se iba a dormir y no sentiría ningún dolor. Pero no había caso Alicia roja de ira se negaba rotundamente a la inyección.
   El doctor preguntó a mi padre:

   ¿Qué podemos hacer?, nunca me había tocado un caso igual.

   Conversaron entre ellos, aparte, mi padre estaba terriblemente alterado con la molestia y como padecía de úlceras, se sostenía el estómago de dolor.

“¡Qué hacer con esta niñita!”, decía angustiado.

   Entonces Alicia pensó ¡algo asombroso!:“¡QUE ME OPEREN SIN ANESTESIA Y SE ACABÓ!”`

   El doctor Castellón no podía creer lo que escuchaban sus oídos. ¡Pero estás loca, yo no podré operarte si tú te mueves un centímetro, yo puedo cometer cualquier error fatal, además, no soportarías el dolor!

"Siii yo lo soporto y no me moveré ni un centímetro, opéreme no más, le juro que no me moveré, yo soy valiente" y miró al doctor con decisión. El doctor miró a mi papá interrogante. Pensó unos instantes, rascándose la barbilla, nerviosamente y mirando a Alicia.

    Es grave esta situación, si ella continúa como está, esto iría degenerando hasta obstruir el conducto respiratorio totalmente, entonces requerirá atención de emergencia. Y eso será peor.
   "Esta niña es muy rara, es capaz de soportar cualquier dolor como si fuera una araucana", pensaba en voz alta, mi padre.
   Pasó unos minutos de deliberación y mi padre dijo: “Opérala no más, peor sería sino se opera, ella se lo buscó”
   El doctor dudaba, yo nunca he hecho una intervención así, decía. ¿Y si se mueve o se desmaya?
"No me voy a mover ni desmayar ", gritaba Alicia.

Por fin, decidió el doctor; “la opero

Mi papá fue donde Alicia y le dijo: “muy bien, en vista que estás loca, el doctor te va a operar, pero no será responsable si quedas peor o te mueres, ¿entendido?”

Si, entendido”, respondió Alicia.

   El doctor hizo salir de la sala de operaciones a mi padre, porque sabía que no lo iba a soportar. Anda afuera a tomarte un antiácido para tu dolor, déjame a mí, con mi sobrina. Mi padre salió blanco como un papel, sujetándose el estómago hacia la Sala de Espera. A la hora, salió el doctor Castellón tan pálido como estaba mi papá y lo llamó.

Ya la operé” dijo, como sonámbulo, estaba visiblemente impresionado y temblaba. “Pero nunca más me pidas una cosa así, estoy muy arrepentido y avergonzado de haber cedido a esta brutalidad. Solo porque te quiero mucho, pero jamás lo volvería a hacer, salvo en caso de guerra”.

Mi padre preguntó ansioso: “¿Cómo quedó la operación?”.

La operación, gracias a un milagro del cielo, resultó bien, pero permitir que una niñita de 15 años pase por este sufrimiento, no tiene nombre”

   “Nunca había tenido una paciente como ésta, es un fenómeno, ¿sabes que no se movió nada?”. Aguantó la intervención como Caupolicán en la pica, en verdad parece una verdadera ARAUCANA para soportar el dolor.
   Pero el pobre doctor se veía triste, impresionado, no podía creer que él había permitido una operación así. “Nunca más, nunca más”, decía a mi padre, mientras entraba a lavarse.

Así es mi hermana; verdaderamente mientras escribo esta experiencia de ella, se me aprieta el corazón.

¡Como lo pudo soportar!

4 comentarios:

  1. Aunque mi Hermana Alicia, no quiere que relate sus travesuras de infancia, lo que es imposible para mi porque porque las encuentro geniales, y quiere que la llame BERTA (anonimo),para pasar de incognita,un amigo en comun me dio la idea de contarles a mis lectores, que desde ahora ,ella se llamara BERTA AMOMPA.

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  2. Por favorrrrrr!!!! estoy con ataque de risa con las locuras de los hermanitos Montecinos, muy ingeniosos y chistosos, qué diferente a los niños de ahora, parece que antes se divertían más, no entiendo por qué Amonpa quiere pasar inadvertida y anónima, si es genial!!! idolaaaaa!!!! jajajaja!!!!

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  3. Voy a comentar esta nota, porque habla precisamente de la "hermana admirable".
    A pesar de tener una madre presente en casa, muy pocas veces interactuaba con ella, por lo que mi hermana mayor hizo las veces de madre; me compraba la ropa, era mi confidente, mi ayuda, mi aliento para seguir y perseverar en la vida; compartimos muchos gustos y aficiones, admiraba su manera de plantarse frente a la vida y decir las cosas (como decimos en buen chileno) "car'e raja"; mientras que por otro lado, no podía confiar en mi madre, ya que toda la relación con ella estaba basada en el temor.

    Ahora que ha pasado el tiempo, y he ido descubriendo las cosas desde otros puntos de vista (ya muy distintos a los que tienen tanto mi madre como mi hermana), se ha ido haciendo patente una frase que he escuchado por ahí, que reza "que no te amen como tú quieras, no implica que no te amen con todo su ser". Mi madre, especialmente ella, me ha amado cada segundo de su existencia compartida conmigo, sólo que no ha podido expresarlo de la manera en que quizás yo lo necesité o deseaba... y yo, por mi parte, tampoco he dejado de amarla, sólo que no se lo he expresado de la manera en que quizás a ella le hubiese gustado.
    Creo que ahora mi tarea (que empecé ahora, con mi proceso de terapia psicológica para superar mi obesidad) es encontrar ese lugar común en que tanto mi madre y yo podamos curar ese lazo, el lazo de madre e hija que deposité en mi hermana, y así poder redescubrirnos en nuestros roles... aprovechando que ella aún está viva y podemos saldar esta deuda pendiente.

    Muchas gracias por abrir el libro de tu vida de esta forma, y gracias a Dios y a los ángeles que te han inspirado a compartirlo con el mundo.

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  4. Que lindo lo que compartes Francisca! Sin dudas lograrás cumplir tus objetivos y sanar todas esas heridas, volver a mirar las cosas desde los ojos adultos siempre nos alivia del dolor. Y sanar el cuerpo y el alma de los dolores de niño nos permite vivir plenamente. Te felicito por el trabajo que estas desarrollando.

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