jueves, 8 de julio de 2010

CAPITULO 34 “MI MADRE”

Año: 1953 Edad: 13 años

   Los recuerdos que tengo de mi madre, son muy vagos, no fue una madre presente, yo tengo más memorias de mis Nanas y otros personajes que vivían en mi casa, que siempre fue, como una casa de Pensión. Mi padre siempre tenía alojados, personas que venían del Sur a trabajar a Santiago, familiares, etc.
   Mi madre, cuando vivíamos en GORBEA, entre 2 y 5 años míos, casi no la recuerdo, no sé qué hacía, solo sé que siempre estuvo de Luto, por su hermano Antonio.  Era un recuerdo, más bien triste, y lejano, que tengo de ella.  Pero también la recuerdo cuando vivimos en Siglo XX, ya a partir de los 5 años en adelante y comencé a conocerla mejor.

   Era una mujer complicada de comprender y entender para mí.  Como todo ser humano, llena de virtudes y defectos.  Yo la amaba mucho, era la persona más importante en mi vida. Siempre pensaba que iba a ser de mí, el día en que se muriera y eso me angustiaba mucho, sobre todo en mi adolescencia.
   Era una persona extraña y a mí no me “cabía en la cabeza” cómo una persona tan talentosa artísticamente, por ejemplo, se dejó estar en la vida sin practicar su arte no desarrollarlo jamás, parecía que después de casarse, todo su entusiasmo, se fue apagando hasta transformarse en un ente, que vivió la vida entera de luto, llorando y rezando el rosario por los pasillos. Siempre triste, pocas veces reía.  Era un ente doméstico, ni siquiera disfrutó de sus hijos, que los entregó siempre al cuidado de Nanas y familiares.

   Ella, parece que vivía como en otro mundo, ausente de lo que transcurría a su alrededor.  Yo creo que ahora que he vivido una Depresión por 12 años que ella tenía una Depresión, pero en ese tiempo, esa enfermedad poco se conocía y no fué tratada.

   Ella narraba momentos de su vida, antes de casarse, donde se le iluminaban los ojos y reía de tal forma, que su risa cristalina llenaba toda la habitación. Mi madre tenía la risa más bella, que jamás he escuchado. Yo me la quedaba escuchando como estremecida de emoción al escucharla reír. Pero, eso no sucedía a menudo. Era graciosa y desubicada de este mundo. Nunca se adaptó bien a Santiago, siempre mantenía sus costumbres sureñas, como baldear el patio a pata pelada, para vergüenza de mi padre, que cuando traía invitados, no quería pasar por esa humillación. Tampoco entendía ni un poco de Moda, ni maquillaje, ni peinados.  Tampoco salía casi nunca de la casa ni tenía amigas. Siempre estaba en casa, haciendo costura o cocinando, rezando, a veces tocaba el piano y cantaba ópera.

   Ella era una mujer, no hermosa, pero sí, muy atractiva e interesante, inteligente, muy Psicóloga, grandes aptitudes variadas. Estudió canto en el Conservatorio, 10 años, no ejerció su Profesión, tenía una bellísima voz, pero solo cantaba a lo lejos en la casa.  Estudió Piano por 10 años, tenía una memoria musical envidiable, tampoco terminó de estudiar esta carrera. Solo tocaba en casa: Chopin, Mozart, Beethoven, arias para cantar, Opera, etc., cuando tenía ganas o necesidad de hacerlo.

   El resto del tiempo, no practicaba ni Piano ni Canto, como que le costara, o no estaba motivada a hacerlo.  También estudió Guitarra Clásica por varios años. También tocaba a veces la guitarra. Una vez se motivó a estudiar folklore con Margot Loyola, pero mi papá la hizo desistir, porque decía que en esa casa, había puros maricones.  Se acabaron también las cuecas, tonadas y abandonó las clases.
   Yo sabía que ella tocaba bandurria y arpa, pero yo nunca la escuché tocar esos instrumentos.























   También sabía, que en su juventud, jugaba tenis y era muy buena, lo que le valió la fama de tener unas bellísimas piernas y que una firma inglesa, la contrató para modelar medias.  Además, que el inglés con que practicaban tenis, Walter Boibo, parece que a ella le fascinaba, pero tampoco pasó nada con él, porque ella venía de un pololeo con mi padre, que duró 10 años.


  Todo ese romance quedó solo como una romántica ilusión, que ella a veces contaba y se volvía a emocionar.

Vivía de los recuerdos.



   Pero, también tenía su parte graciosa, una vez, que es la anécdota que mas me hace gracia, cuando llegó el teléfono a la casa, ella, por supuesto no lo sabía utilizar, sino que lo miraba como una cosa rara, que solo mi papá entendía.
  Un día, que estaba mi tía Nena, en casa, quiso llamar por teléfono (Mi tía Nena tampoco sabía utilizarlo) pero quería llamar a alguien.

Nuestro teléfono era: 370 956

Mi mamá entonces marcaba; 370 956, oía y sonaba un ruido llamando y nadie contestaba naturalmente y ella no entendía que pasaba.

“Oiga, comadre” le dijo, “parece que esta cochinada de teléfono, esta malo, voy a volver a marcar”
Y así, marcó y marcó, y el teléfono seguía respondiendo ocupado.
Las dos estaban ocupadas en averiguar qué podría pasar y no entendían nada.

En eso, llegó mi papá, le explicaron el problema y mi papá preguntó: “¿A ver, a qué teléfono están llamando?”

Mi mamá respondió: 370956

Esto que dice y mi papá estalló en risa, que casi se mataba riendo.

“Pero mujer, si ese es el teléfono de la casa, por eso marca ocupado, porque lo estas ocupando tú”.

“Que mujeres tan huasas estas”. Dijo mi papá

Ellas se miraron y se largaron a reír. “Por Dios, Nena” dijo mamá riendo. “¡Que aparato más raro!”.

Este evento, era el tema de sobremesa, por años, de mi papá contándoles a sus parientes, que se reventaban de la risa.

“Así era mi mamá, no vivía con los tiempos”.






“LAS RELACIONES CON MI PADRE”


   Yo recuerdo poco este tema, porque en el tiempo de mis padres, no se acostumbraba hablar de sexo, ni yo entendía un palote de “Sexo”.
   Pero algo debe haber estado muy mal, porque según mi conocimiento (nada diré de las opiniones de mi hermana, que ve las cosas completamente diferente a mí), pero según mi visión, cero experta en este tema, me parecía raro, que en la noche cosía y remendaba calcetines hasta las dos de la madrugada.

                                    ¿Entonces a que horario tenían relaciones?

   Esto, me lo vine a preguntar mucho después, no entonces, que yo tenía 13 años. Tal vez por eso, mi padre fumaba como chimenea en la cama y se le apagaban los puchos y se le quemaban las sabanas esperando.
   Yo solo sé que mi padre quería mucho a mi madre, él era feliz, estando con ella. Se reían mucho, siempre estaba arreglándole la casa, pintando, barnizando, arreglando enchufes, tapizando muebles, etc. Todo en función de alegrarla a ella. Siempre juntaba dinero todo el año, para ciertas ocasiones: veraneo, año nuevo, etc.   No sé cuál sería el problema, pero yo creo que mi madre lo evitaba, a pesar que siempre decía que nuestro padre era un santo. Mi madre jamás hizo un comentario desfavorable contra nuestro padre, ni admitía que nosotras lo hiciéramos. Eso fue lo que yo vi.







“LOS MIEDOS DE MI MADRE”

= Terremotos – Gente =


   Mi madre si había algo que la volvía loca, eran los temblores. Ella vivió el TERREMOTO DE CHILLAN 1939, estando embarazada de mí (tal vez por eso, soy tan nerviosa).
   Ella contaba cuando vino el TERREMOTO, ella corría como loca, despavorida, y vió cuando la tierra, se tragó una gallina. Veía como los muros se caían como de papel, el tendido eléctrico, como el camino estaba lleno de gente gritando despavorida, con guaguas en brazo. Ella estaba en el campo y veía como se caían arboles, ventanas, el suelo se abría ella aterrorizada temía caer al hoyo, la tierra se rompía y abría a sus pies.  Fue una experiencia traumática y ella estaba embarazada de mí.

   Desde entonces, mi madre, no podía escuchar el más mínimo temblor, que arrancaba despavorida, sin control. Yo recuerdo un temblor fuerte que mi madre se tiró de rodillas por la ventana que daba a la calle. Nunca había visto unas rodillas más hinchadas, todas heridas y sangraban. Ella siempre tuvo fragilidad capilar, así es que tuvo muchos días con sus rodillas hinchadas, como deformes.
  También ella temía a la gente, por ej.: en las “reuniones de curso”. Ella nunca iba, le alteraba cuando había muchas personas y todos hablando al mismo tiempo.




= Otro Temblor Fuerte =

   Recuerdo que fue de noche y estaba el Tío René en la casa alojando. Este tío era un “viva la vida”, que venía de Concepción (cuna de terremotos), a ver a las “Chiquillas del Bim-Bam-Bum”. Por supuesto, él también le tenía pánico a los temblores.
   Salimos todos arrancando de las piezas (yo tenía unos 8 años) gritando y buscando a nuestro papá. Cuando vemos aparecer en el pasillo al tío René, pilucho, con una mano adelante y la otra atrás, corriendo despavorido.

   Era una gritadera espantosa, llanto, todos temblando aterrorizados. Mi papá tratando de ponernos a todos bajo el umbral de la puerta y sosteniendo a mi mamá que se desmayaba y pidiendo “La valeriana”. María, nuestra nana, una vez que empezó a calmar el movimiento, yendo a buscar la valeriana, para mi madre. Entonces, cuando ya pasó el temblor, nos fijamos que frente a nosotros, estaba el tío René, blanco como un papel, agarrándose la cabeza y dejando sus partes púbicas, a la vista.  Recién, mis hermanos y yo, prestamos atención a él. Mi hermana y mi hermano, junto con mi papá se largaron a reír. Yo, me agaché, me dediqué a la investigación, nunca antes había visto una longaniza tan grande.
                                                             ¡Uy!, que grande. Dije.
   Y mi pobre tío, no hallaba que hacer de vergüenza.






“MI MAMÁ COSTURERA”


   Mi mamá también algo le pegaba a la costura, y nos hacía ropa, cuando niños. Una vez, le hizo un vestido a mi hermana, y al ponérselo a mi hermana, le quedaba mal de un hombro y de la cintura.
   Mi hermana estaba desconforme, porque se veía muy mal y reclamaba que el hombro estaba horrible y la cintura estaba chueca. Mi mamá trataba de arreglar el cuento, tirándole del hombro y no resultaba. ¡Claramente ella no sabía cómo arreglarlo! Ella no sabía tanto de costura. Pensaba y pensaba y tironeaba y tironeaba y la cosa no se arreglaba.
   Mi hermana estaba muy molesta, protestaba, que ese vestido estaba mal hecho. Mi madre, indignaba ante tal crítica de su confección, le grito:

“Mal hecha estará tu abuela”. “¡Tu eres la que está mal hecha!”

“Tienes un hombro más alto que el otro y mira la cintura, tienes que bajar de peso”

“Yo no tengo la culpa, que tú seas tan mal hecha”

Y se retiró indignada.

“¡Verdaderamente mamá no era costurera!”.
 
 

continuará...

3 comentarios:

  1. Yo me reí mucho con el capitulo sobretodo el telefono,
    creo que ami me ocurriria igual jajaja
    gracias por compartir su vida,
    es muy interesante en muchos aspectos...
    Su medre me iso reir mucho,
    los dibujos geniales
    muy bueno todo
    sigan=)

    ResponderEliminar
  2. Muchas Gracias por sus comentarios!

    Estimada María José, es muy valioso tu comentario. Es importante que tu sepas que el concepto de "depresión endógena" alude a un desbalance que no tiene origen en tu vida. Tener una madre con trastorno bipolar, es razón y causa suficiente, al menos en muchas ocasiones, para generar depresión o sencillamente acostumbrarse a vivir en la tristeza, o en el sentirse profundamente ignorada. Te recomiendo con mucho respeto y humildad que revises tu historia con ella, probablemente muchas cosas te siguen causando pena aun hoy, pero eso es reparable, con buena asesoría puede superarlo pues tiene una causa; un recuerdo -malo por desgracia- que vive en ti. Los fármacos no solucionan eso, aunque ayudan en el proceso de superarlo con terapia.

    ResponderEliminar
  3. La señora Alicia, mi suegra, los aspectos que mas me llegaron cuando la conoci fueron su excelente mano para la cocina y su ser lejano, silencioso pero amable.
    Se fue silenciosamente.
    Antonieta siempre tuvo mucho cariño por su madre y aun lo tiene, estos escritos lo demuestran.
    La madre marca mucho, yo lo pude experimentar con la mía.

    ResponderEliminar