1952, 12 años
Voy a referirme en este capitulo a un tema muy desagradable, porque con esto, se explica mi comportamiento a partir de los trece años en adelante hasta mi edad adulta, con mis relaciones amorosas siempre conflictivas.
Todo debido al exceso de confianza de mis padres en sus “parientes”, como en tantos casos de niños abusados, siempre son “parientes” la mayoría del tiempo.
Los padres ni se imaginan el alcance que puede llegar a tener estos eventos en la vida de sus hijos.
Quiero decir a estos padres: “Padres, jamás dejen a sus hijos solos a cargo de parientes dudosos”
No voy a decir nombres, por no herir a familiares, solo mencionaré Hechos y sus consecuencias nefastas, para toda una vida de sufrimientos. Tampoco daré detalles de estos hechos, no es necesario.
Mi padre tenía una familiar, que el admiraba profundamente porque era “médico”, y el sueño de mi padre toda la vida fue ser médico. Pero, a pesar de su vocación, jamás lo logró, por su situación económica que lo obligó a trabajar desde muy joven. Para el un médico era alguien admirable y respetable, gente buena y ejemplar.
Ese desgraciado aprovechándose de su condición de médico, un día que yo estaba enferma de amigdalitis, mi papá le pidió que me "echara" un vistazo.
Yo recién había comenzado mi paso de niña a mujer a los doce años, estaba iniciando mi desarrollo y tenía bastante más busto que otras niñas de mi edad. Esto dio pie para que mi examen de las amígdalas pasara a ser “UN EXAMEN CORPORAL COMPLETO”.
Esto es lo que se llama “Abuso sexual a menores”
Sin llegar a mayores gracias a Dios, pero si, dejó huella para toda la vida este momento tan “traumatizante” donde yo no supe qué hacer, sin atreverme a contarle a mis padres, sintiéndome avergonzada, como paralizada, llena de pánico, incapaz de reaccionar ni contarle a nadie, excepto a mi hermana, sin defensa, sintiéndome “sucia” y experimentando un sentimiento de culpa.
Guardé este episodio de mi vida, a tal punto que jamás lo recordé, "LO BLOQUEÉ EN MI MENTE ".
Generalmente es lo que hacen todos los niños, “callar” por temor y “bloquear” estos hechos.
Luego vinieron otros “ABUSIVOS”, como un primo, hijo del médico, que era universitario. Yo tenía doce años, recién pasando a la adolescencia y ya eran dos casos de “ABUSIVOS”. Un día que me estaba duchando se metió al baño con intención de asediarme.
Yo, espantada, me arrinconé en la pared de la tina, tapando mi cuerpo con la cortina. De pronto, sentí los pasos de mi Nana María en el pasillo y le grité:"MARIA, MARIA, VEN". María entro corriendo al baño e hizo salir al infeliz, furioso. Luego, me envolvió con la toalla llorando en silencio y me dijo:
“Le voy a decir a Don Osvaldo, esta es ya la segunda vez que estos hombres, parientes suyos, le hacen esto”. “No”, grité, “Por favor no le digas a mi papá, porque el cree que sus parientes son tan buenos,¡Te va a echar a ti por decir esas cosas de ellos!”.
María respondió: “¡Pobre Don Osvaldo, esta tan engañado!, pero le aseguro que esto no va a volver a pasar nunca más, yo la cuidaré siempre que ellos vengan”.
Luego, el mismo año, un tercero, pariente de mi mamá, también universitario. Como venía de provincia, vivía en nuestra casa. Pero con este yo ya estaba más avisada. Sucedió que mamá me mandó a su pieza a llevarle una taza de té, porque estaba enfermo en cama.
Yo no quería ir y mi mamá se enojó mucho conmigo. Ella tenía el más alto concepto de este familiar suyo y no podía admitir que yo me negara a llevarle una taza de té,(yo siempre me andaba corriendo, porque este tipo me desagradaba). Pero esta vez ella se puso muy furiosa conmigo y me obligó a llevarle la taza al enfermo, sino no podría salir a jugar. Cuando le fui a poner la taza en le velador, el enfermo estiró la mano y me agarró. Yo, en mi desesperación, le di un tirón y pesqué la taza y se la tiré encima, luego salí corriendo.
¡Pegó un grito el idiota! Mi mamá fue corriendo a ver que ocurrió.
Pero hijito,¿qué pasó?”, preguntó.
"Nada tiíta", dijo, con el ojo rojo, apretándose la cara por el dolor, fue la Toñi, que se le cayó la taza encima sin querer. Mamá le pasó inmediatamente otro pijama y le trajo una pomada para el ojo. Yo, escondida detrás de la puerta, muerta de susto, pensaba que castigo mi iría a dar mi mamá.“¡Por Dios, esta niñita inútil, como te fue a dejar! Yo le diré que te traiga otra taza de té”, dijo mamá, “Voy a retar a esta chiquilla estúpida”.
Yo me encerré en mi pieza con mi hermana y le conté todo lo ocurrido. “Ese infeliz asqueroso”, decía ella, “lo peor es que no se saca nada con decirle a nuestros padres, porque seguro le van a creer a él, porque el pobrecito jamás haría algo así ¡Pero si es tan inteligente!”
Yo lloraba y me tiritaba todo el cuerpo. De pronto sentí ganas de vomitar, mi hermana me acompañó al baño y vomité hasta las tripas. Luego me acosté en la cama y me vino un terrible dolor de cabeza. En eso, venía mi mamá a retarme y Alicia me dijo que me hiciera la dormida.
Luego llegó mi papá y preguntó porqué estaba en cama.
“Tengo un fuerte dolor de cabeza”, dije, “Ya se me va a pasar”
“Pero tienes lo ojos rojos”, dijo, y me puso paños fríos.
Luego se sentó en la cama y comenzó a hablarme de los peligros que tendría ahora que era señorita, que podía quedar embarazada si un hombre me obligaba a tener relaciones con él, “Tu ya no eres una niña, ahora eres una mujer, tienes que cuidarte de todos los hombres, no confíes en ninguno.”
Tampoco podía hablarme tanto de sexo, porque ni en el colegio ni en la casa, se hablaba de sexo, porque era sucio, esas cosas no se conversaban.
Solo sabia que mi cuerpo estaba cambiando, que había sangrado, que me estaba apareciendo busto, caderas, engordaban mis piernas y que había que cuidar el cuerpo. No lavarse el pelo con menstruación porque podía quedar tonta, no hacer gimnasia, ni subirme a los árboles nunca mas, ni andar en bici, esos días.
Mi hermana a partir de esos días se transformó en una verdadera guardiana mía, que me prevenía de todos los peligros. Yo sentí que mientras me abrazaba, una lágrima suya cayó en mi rostro. La miré, tenía las mandíbulas apretadas de ira, y decía en voz baja para si misma: "Nadie mas hará ningún daño a mi hermana". Ella tenía tanta ira e impotencia como yo.
Yo no tuve conciencia hasta los dieciocho años de las “consecuencias” de estos hechos, cuando fui a ver a un psicólogo para preguntarle por qué tenía tanto miedo a que los hombres me tocaran.
Yo archivé estos episodios en mi cabeza, de tal manera, que los olvidé totalmente, y no comprendía mi conducta de rechazo desde los trece años a cualquier insinuación amorosa. Luego, mas tarde cuando tantos especialistas me trataron a través de mi vida vine a comprender que la “raíz de todos mis miedos”, rechazo a lo sexual, desconfianza hacia los hombres, mis eternos amores platónicos, mi autoestima destruida, mis eternas “fugas” ante cualquier acercamiento amoroso, mis jaquecas, mi extrema timidez, inseguridad de mi misma, dificultad para relacionarme con las personas, se debían a estos acontecimientos que yo en mi inconciente los tenia “BLOQUEADOS”.
Pido perdón a estas personas que yo dañé, que traté injustamente, hasta con crueldad y frialdad, en mi afán de huir de toda manifestación amorosa que comprometiera mis sentimientos.
Pasé toda una vida sin entender mi comportamiento y preguntándome por qué lo hacía. Recién ahora a mis 69 años logré entender la “razón” de toda mi forma de actuar. Desde los 13 años.
CIERRE DE CAPITULO
“Los parientes de mi padre”
2009, 69 años
En este capítulo, comienzo el trabajo de “cerrar capítulos”, inconclusos, incomprendidos, mal terminados, no sanados de mi vida, ayudada por Miguel y Fabiola, psicólogos que son parte de un equipo multiprofesional, que están tratando mi fibromialgia, que padezco desde los 27 años de edad.
Ellos me están ayudando a entender mejor las causas que gatillan mi enfermedad e ir enfrentando estos momentos dolorosos de mi pasado, en bien de mi salud. Es todo un “equipo profesional”, que trabajando en conjunto, están ayudándome a salir adelante.
A cargo de mi médico de cabecera, Dr. Bertossi, los kinesiólogos que tratan mis dolores, los doctores que me alivian mis malestares con terapia neural, Dra. Calderón y Dr. Isla, mi nutricionista que controla mi alimentación adecuada por fibromialgia, mi osteopata cuando sufro crisis de dolor.
Hoy se cierra este capitulo, que es la “raíz” de toda mi forma de actuar, tan dañina para mi misma y para muchos seres queridos.
MIGUEL Y FABIOLA me aconsejan hablar abiertamente de este capitulo de mi vida a mi esposo James, con el que llevo 39 años de matrimonio y siempre tuve temor y vergüenza de abrir este tema.
Pero al fin he podido superar este temor y conversarle abiertamente sobre estos hechos “bloqueados” en mi inconsciente, que tanto me han afectado en mis relaciones amorosas y en mi convivencia matrimonial.
Siento un infinito alivio de haber podido sostener esta conversación con mi esposo, en la verdad, y así en adelante, dejar todo este “daño” y vivir el “hoy”, con una nueva esperanza y actitud y como consecuencia, disfrutar de una notoria mejoría en mi enfermedad (fibromialga), íntimamente relacionada con mis “temores”.
Agradezco a tantos profesionales, que fueron abonando el terreno, para llegar a este avance en mi sanación, tanto psicológica como física.
No quiero mencionar a cada uno por no olvidar a alguna persona, pero muchos fueron los que cooperaron para llegar a este feliz término.
Psicólogos, psiquiatras, amigas, amigos, mi hermana, sacerdotes, catequistas, terapeutas, doctores, profesores, etc.
Finalmente mi “principal apoyo”: “MI ESPOSO JAMES”, que con su ternura, amor, infinita paciencia y comprensión, su inagotable generosidad de espíritu, fue sanando poco a poco mis heridas, y a mis psicólogos Miguel y Fabiola, que aconsejaron abrir el dialogo con mi esposo sobre estos hechos.
“GRACIAS SEÑOR, POR TODOS ESTOS ANGELES QUE PUSISTE EN MI VIDA”
Que VALIENTE!!!!!!!! todo influye en nuestras vidas cuando somos niños, esto me ayuda a estar atenta a ver de qué forma se relaciona mi hija con su entorno, si esta sola o si su desarrollo es el adecuado, en cuanto al capítulo de los parientes, qué puedo decir, solo darle un abrazo, y decirle que tiene una familia maravillosa un esposo de lujo y que Dios dejó que esto ocurriera quizás para que ahora ayude a otras personas a superar eventos similares y a otros a poner mucho cuidado con nuestros hijos y evitar que algo tan horroroso suceda, mucha fuerza, mucho amor y un abrazo.
ResponderEliminarFELICITACIONES!!! YO NO PODRIA , LO MANTENDRIA BLOQUEADO.TODO UN EJEMPLO ANTONIETA.
ResponderEliminarMUY BUENO EL CAPITULO
GRACIAS POR COMPARTIRLO
GRACIAS
GRACIAS
Muy valiente, genial capitulo, terrible pero muy bueno para aprender y no ser tan confiada
ResponderEliminargenial gracias
Antonieta... no sabes como te entiendo, cuanto puedo comaprtir contigo todos esos sentimientos expresados.
ResponderEliminarHoy también me hago cargo de una experiencia muy similar, y sabes, no es facil, no es nada de facil. Principalmente hablar, contar que una ha sido victima de algo que uno cree estupidamente ser culpable.
Pero ya fue... ahora a terminar de reparar el daño y seguir la vida... vida quenunca termina de sorprenderme.
Y me sumo a las gracias hacia Miguel y Fabiola, ellos también me han ayudado mucho a darme cuenta, primero de lo que por tantos años cargue sin darme cuenta, y segundo a decidirme a cerrar esta etapa, y asi poder hacerme cargo de mi misma... de mi felicidad.
Saludos... y abrazos