1951, 11 años
Yo hice mi Primera Comunión en el Colegio “Compañía de María”, el 28 de Octubre de 1951, ósea, tenía 11 años.
Ese día, fue inolvidable para mi, al fin iba a recibir el Cuerpo de Cristo.
Estaba muy agitada con tantos quehaceres y preparativos en casa y en el Colegio.
Había que ensayar la ceremonia desde la entrada, iríamos todas vestidas de blanco con un velo blanco en la cabeza y una corona maravillosa, que me había hecho la tía Zulema.
Había que repetir una y otra vez la ceremonia, saber responder en la misa, aprender los cantos.
Las monjas adornaron la Capilla, llena de flores blancas en cada banca y con rosetones que colgaban con unas cintas.Las niñas, teníamos un libro de Misa enchapado en nácar y una bolsita para guardar los santitos, que había que repartir de “Recuerdo”. Y también llevábamos un ramo de flores blancas, que también me lo hizo la tía Zulema.
Además, asistían nuestros padres y padrinos a la Misa y luego a un desayuno con chocolate, cuya mesa fue delicadamente decorada por las monjas.
Pero antes de este acontecimiento, había que confesarse con el Padre.
Yo estaba muy nerviosa y se me olvidaban los mandamientos a cada rato, para poder acordarme de los pecados.
La verdad, yo no encontraba ningún pecado y no hallaba qué decirle al Confesor.
Entonces, cuando me tocó la confesión, me hinqué en el Confesionario y le pedí al Padre que me ayudara con los pecados, porque yo no sabía qué pecados podía tener.
“No importa” dijo el padre, “yo te preguntaré”.
“¿Honras a tu madre y a tu padre?”.
Yo me quedé callada, porque nunca entendí la palabra “Honra”, que nos enseñaba la Madre Anita.
“¿Qué me dices?” dijo el Padre.
“Es que yo no sé bien, qué significa la palabra “Honra”
Entonces el me dijo: “si eres obediente con tus padres”, “si eres respetuosa con ellos”.
“Si” respondí yo.
Luego preguntó: “¿has hecho cosas malas con tu cuerpo?”
Me quedé pensando, que Madre Anita nos decía que teníamos que bañarnos con una “casulla” para no mirarnos el cuerpo, pero en mi casa no había eso.
“Responde hija, qué pasa” dijo el padre.
Yo le expliqué que no tenía casulla, pero que no miraba mi cuerpo.
El Padre dijo: “Lo importante, no es si miras tu cuerpo, si no que no estés tocándolo, porque tu cuerpo es Santo” dijo.
Luego preguntó:
“¿Rezas todos los días?”.
“Si Padre, el Rosario, porque quiero ser “Hija de María”
Luego agregó:
“¿Tienes alguna persona, que no quieras?”
Pensé un rato y respondí: “Si, a mis compañeras, porque no se juntan conmigo y se ríen, cuando no sé algo, se juntan, se cuchuchean, me miran y se ríen”
El Padre respondió:
“Dile a la Virgen, que te de amor por ellas y que te ayude a tener amiguitas”
“Hoy recibirás por primera vas a Jesús, así es que, no tienes que tener ningún sentimiento malo en tu corazón, si no Jesús se va y no se queda contigo”.
“Pídele a Jesús, cuando lo recibas, que te quite de tu corazón estos sentimientos y te permita, perdonar las ofensas”
Me dio la absolución y un Rosario de penitencia.
Luego, en mi casa, teníamos una fiesta, muy bonita, con todos mis amigos.
Mi Madrina, la Señora Inés Pérez, que tenía un restaurant, nos envió bandejas y bandejas de pasteles que desaparecieron completas y después aparecieron debajo de la cama de mi hermano, Osvaldo.
Pero yo no daba importancia a la comida si no a mis amigos y sus regalos. No me di cuenta de que faltaba una bandeja de pasteles.
¡Además mi madrina me regaló un reloj de oro!
¡Era tan bonito, con una cadena llena de adornos!
Era muy buena mi madrina.
Jugamos toda la tarde, agotada, al ir a mi dormitorio supe que Osvaldo se había comido todos los pasteles con la Alicia, mi hermana.
¡Al otro día se enfermaron del estómago, con diarrea y mi mamá los retó!
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