Puse este nombre a este capítulo con sus diferentes subtítulos que irán apareciendo, a través, del tiempo, en distintas etapa de mi vida, para indicar, acontecimientos que me fueron ocurriendo que yo ignoraba totalmente y que no entendía, ya sea de mí misma o de otras personas.
Ilustro aquí, en mi etapa Adolecente algunos pasajes, que me merecieron, más la atención.
*Mi Inocencia frente a mis compañeras
*Madre Palma y Gabriela
*La Injusticia y Frialdad de Madre Cabeza
*Mis Primeros Alumnos de Dislexia y Academia de Piano
*La casa Embrujada
*La Falsificación de Notas
“Mi Inocencia frente a mis compañeras”
(Mis desconocimientos)
Edad: 15 años
Cuando yo cumplí 15 años, por fin, pude ser “postulante” de Hijas de María, yo estaba tan feliz, porque al fin iba a pertenecer a un grupo de niñas, que compartíamos los mismos intereses, el “Amor a María”, además tenía la esperanza de tener alguna amiga, porque hasta esa edad, no habría logrado tener ninguna, en ese Colegio.
Cada vez que venía una fiesta de la Virgen, las “Hijas de María”, desfilábamos delante de la Procesión, con nuestras medallas de la Virgen, colgadas de una cinta, celeste y blanco.
Yo estaba orgullosa de llevar en mi pecho la medalla de María.
Además, una alumna, Ana María, “portaba” el estandarte de la Virgen, delante de la Procesión, ante todo el Colegio.
Yo admiraba a Ana María, por lo bien que lo hacía, con tanta dignidad, caminaba despacio, bien derecha, siempre de punta en blanco, hasta perfumada.
Pero sucedió, que un día me lleve una terrible decepción de ella.
Estábamos en el patio, había un grupo de compañeras con ella y hablaban libremente, en voz alta de sus pololeos, sin tomarme en cuenta a mí, como si no hubiera nadie ahí, se reían y contaban sus historias.
Entonces escuché a Ana María, que decía a sus compañeras: “El sábado fui con Juan Carlos a Farellones y el sábado pasado fui con José Antonio, el próximo Sábado iré con Javier”.
Yo comenté a mi hermana que Ana María tenía un montón de hermanos y le conté lo que había oído. Mi hermana se largó a reír de mí y me dijo:
¡Qué hermanos, tonta, si Ana María, solo tiene una hermana!
Yo la quedé mirando sorprendida
¿Y cómo sabes tú, si tiene hermanos?
Alicia, entonces, llamó a Graciela Musalem, su amiga y le preguntó:
“Oye, Gaby ¿Cuántos hermanos tiene Ana María, la que lleva el estandarte de la Virgen?”
Graciela, la miró extrañada y respondió:
¿Hermanos? ¿Cuándo ha tenido hermanos?
¡Si solo tiene una hermana!
Yo, repliqué extrañada: “¿Y quiénes son esos jóvenes que nombra, que la acompañan a la nieve, todos los sábados?”
Se miraron entre ellas y se largaron a reír, respondiendo al unísono:
¡Son “pinches” tonta!
Y yo dije; ¿Cómo van a ser tantos “pinches”?
¿Y van a ir sola con ella a la nieve?,
¡Si lleva el estandarte de la Virgen!
¡La Madre siempre la pone de ejemplo!
Se agarró la cabeza la Musalem y dijo a mi hermana:
Oye, ¿En qué planeta vive tu hermana?
¿No te dije yo, que cree en el viejito pascuero?, dijo mi hermana.
Y se fueron, muertas de la risa, burlándose de mí.
Yo me quede mirándolas tristemente, sintiendo un intenso dolor en mi corazón, como que algo se rompía dentro de mí.
"Madre Palma y Gabriela"
(Mis desconocimientos)
Año: 1955, Edad: 15 años
Madre Palma era la Prefecta del Colegio y profesora de Psicología. Era una persona muy especial para mí.
Ella no mostraba ninguna preferencia con ninguna alumna en especial, por eso, a mí me gustaba como era ella.
No decía alabanzas, aunque uno se sacara un siete. Conocía perfectamente a cada una de las alumnas y le ayudaba silenciosamente en sus dificultades.
Ella me guiaba por debajo evitando que yo cayera en errores, que me harían sufrir.
Era la encargada de las “Hijas de María”, grupo al cual yo pertenecía, nos reuníamos los jueves a conocer a María, conversar sobre nuestra Fè e imitar a María.
Cualquier problema, que nos perturbara el alma ella era nuestra Directora Espiritual, que nos aconsejaba.
Ella conocía bien lo “pajarona” que era yo, lo tímida, mi problema de auto-estima, mi cabeza tan poco realista.
Siempre estaba preocupada de ayudarme a superar mi timidez y bajarme a la realidad. Ella todo lo observaba en forma silenciosa.
“Era un verdadero Ángel para mí”
Sucedió que en cuarto de humanidades, yo tenía 15 años, como no tenía amigas en el Colegio, un día se empezó a hacer amiga mía, mi compañera de banco, una alumna nueva, que se llamaba Gabriela.
Encontré en ella, por fin, una amiga, con quien conversar en el recreo; ya no andaba mas sola, ni tenía que ir a la Capilla, para que no me vieran sola, mis compañeras. Yo estaba contenta de tener alguien con quien compartir. Conversábamos en el recreo, compartíamos la colación. Ella tenía una voz muy bonita y yo un día la invité a mi casa, para que mi hermana que estudiaba canto, le enseñara, ella estaba muy feliz, aprendiendo con mi hermana.
Pero había algo, que me molestaba, se ponía muy pesada con mis amigos, quería que la atendiera todo el tiempo a ella no más y me empecé a sentir incomoda, no me dejaba mi libertad.
A veces, le daban unas rabietas, que yo no sabía, qué le pasaba, como que se enojaba sola.
A mi hermana, ya no le gustó tanto, decía que era muy absorbente conmigo.
En el colegio, Madre Palma me pasaba observando en el patio, veía de lejos esta amistad y parecía no gustarle.
Gabriela también me comentaba, que sentía que esa monja la miraba con odio. Yo no entendía bien porqué
Gabriela se mostraba feliz con mi amistad, pero yo, que era instintiva en extremo, algo rechazaba en ella interiormente, no sabía por qué le tenía como recelo.
Entonces, empecé a sentirme perturbada y decidí ir a conversar con la Madre Palma. Le conté lo que me pasaba con Gabriela, como se portaba ella, que yo la encontraba cargante, que sus celos me molestaban etc.
Ella no me hizo ningún comentario, pero fue a nuestro curso y cambió de banco a todas las alumnas y a mí, me tocó con Rosa Marrapodi.
Gabriela estaba furiosa y repetía que esa monja a ella la odiaba.
Después, se puso tan pesada, quejándose todo el tiempo, por el cambio de banco y enojada porque me juntaba con Rosa.
Gabriela, lo percibió inmediatamente y me decía; quejándose molesta:
“¿Qué te pasa, que parece que andas arrancándote de mí y ahora te juntas con Rosa Marrapodi? A mí, me carga esa matea, que se cree la muerte, todo porque tiene el primer puesto”
Yo estaba muy aproblemada con ella, no sabía qué hacer, me empecé a cansar de tanto control, interrogatorios y sobre todo, tanto beso, abrazos, caricias, que me empezaron a repugnar.
Fui, otra vez donde Madre Palma y le conté que este problema me tenía angustiada.
Yo no quiero herir a Gabriela, porque nadie más que yo, sabía lo que era la soledad en ese colegio, con ella nadie se juntaba tampoco, pero no quería seguir sintiéndome asfixiada por ella.
Madre Palma, me miro fijamente y dijo:
“No te juntes más con Gabriela, te lo prohíbo, y si no me obedeces, te voy a castigar. Y no la invites más a tu casa, ni vayas nunca más a la casa de ella. Y dile a Alicia que venga a la Prefectura a hablar conmigo”.
Yo no pregunté, sabía que ella no me iba a dar ninguna explicación, además yo tenía plena confianza en sus consejos.
Luego de hablar con Alicia, mandó llamar a mi Mamá. A mí, no me explicaron nada, ni la Madre, ni Alicia, ni mi Madre.
Mi Mamá solo me dijo:
“No visites más a esa niñita Gabriela, no me gusta que sea tu amiga”
“¿Por qué? Pregunte. ¿Qué te dijo la Madre?”
“Nada, porque sí y punto”, dijo Mamá.
Al año, siguiente supe que se había cancelado su matrícula.
1962, 22 años
Un día, después de 5 años de haber salido del Colegio, iba con mi hermana por Bustamante, cuando nos encontramos con Gabriela en la calle.
Ella nos invitó a tomar café a su departamento, ya no vivía con su familia. Alicia no quería entrar y hasta rota se portó, diciéndole que no teníamos tiempo y que íbamos apuradas. Pero ella, insistió e insistió, que quería mostrarnos el departamento donde ella vivía. Yo tampoco quería entrar, pero no tenía una razón para ser grosera.
“Bueno,” dijo Alicia al final. “Pero tenemos 5 minutos “
Entramos al departamento, estaba bien arreglado, con gusto. Tomamos café y ella nos conto que su amiga era dueña del departamento y la había invitado a vivir con ella. En eso llegó su amiga.
Tenía una apariencia tosca, vestía pantalones negros, una chaqueta sin mangas, de esas que usan los hombres. Tenía una voz ronca y nos miró con desagrado.
Gabriela le contó, que éramos compañeras de colegio y que Alicia, tenía una voz muy linda.
Algo andaba mal, me cayó como bomba la amiguita. Yo pedí permiso para ir al baño y en la puerta había una foto de ellas dos besándose en la boca.
* Salí espantada y le dije a mi hermana:
* “Vámonos, que vamos a llegar tarde”
* Nos fuimos y yo le conté a mi hermana.
* “Ahora entiendo porqué Madre Palma, me dijo que no me juntara más con ella, no sé cómo ella lo averiguó y le suspendió la matricula”, pensé en voz alta.
* ¿Y qué te dijo? Pregunté a Alicia.
* ¡Pero, por qué no me dijiste, yo jamás habría subido!
* “Para que no te dieras cuenta, que pasaba algo raro, por eso yo no quería entrar”.
* ¡Dios mío, cómo lo iba a imaginar!
* ¡Pensar que yo andaba con ella, hasta a su casa fui, la invité a la mía y era una lesbiana!
* ¡Debí haber hecho caso a mi instinto, que algo me decía que me alejara de ella!
* ¡Era una experiencia tan impactante que no lo podía creer!
* ¿Qué pensarían de mí, las compañeras, que no se juntaban con ella?
Mi hermana me miro y me dijo:
Si tanto te impresionó ahora que tienes 22 años, ¿Cómo lo habrías tomado a los 15 años?: “La Madre Palma sabía lo que hacía”. Dijo Alicia.
“La Injusticia y Frialdad de Madre Cabeza”
(Mis desconocimientos)
Edad: 15 años
Cuando estaba en cuarto de Humanidades, me había hecho amiga de Rosa Marrapodi, la primera del curso, además, pertenecíamos las dos a las Hijas de María.
Éramos bien amigas, conversábamos en el recreo, jugábamos ping-pong, me invitó a su casa, estudiábamos juntas.
Nos sentábamos juntas en el mismo banco, nos reíamos mucho. A veces, como, ella dibujaba muy bien, hacia caricaturas en clase, mientras hablaba la monja. Yo me tentaba de la risa, en eso nos entreteníamos cuando la clase estaba muy aburrida.
Un día estábamos en clase con Madre Cabeza, profesora de Castellano y mi “Consejera Espiritual” por cuatro años. Yo la visitaba periódicamente, le pedía consejo, le contaba mis problemas, ella me orientaba, era la persona que mejor me conocía.
Yo confiaba en ella plenamente, sobre todo la admiraba mucho: la encontraba muy inteligente, muy sabios sus consejos, era además joven y muy bonita.
Madre Cabeza estaba leyendo una novela de caballería: “El Amadis de Gaula”, escrita en castellano antiguo. Resultaba muy aburrida y era difícil el idioma. Nosotras con Rosa, nos empezamos a “latear” con la lectura, entonces Rosa, comenzó a hacer caricaturas del “Amadis de Gaula”, burlándose de los episodios, me los mostraba a escondidas y le escribía diálogos burlescos. Yo me empecé a distraer con sus dibujos y a reírme de los diálogos que escribía, luego comencé también a inventarles diálogos a los personajes.
“El Amadis encerrando sus células en un hoyo, para cuando resucite” por ejemplo. Porque curiosamente el héroe, moría, varias veces en la historia.
En eso estábamos y de pronto oigo mi nombre, con voz fuerte: “María Antonieta Montecinos, salga de la sala, se queda afuera hasta que pase la Prefecta, por estar distrayendo a Rosa”
Me levanté de inmediato sobresaltada, nunca antes me había hablado así Madre Cabezas. Me hizo salir y quedarme parada en la puerta.
Yo estaba muy sorprendida, porque la verdad es que no entendía porque el castigo era para mí, solamente, a Rosa no le dijo nada, ni hizo mayores averiguaciones.
Mientras estaba parada en la puerta pensaba:
“¡Que mala suerte, justo ahora, que por fin tenía una amiga!”
“¡Qué castigo me irá a dar la Prefecta!”
Entonces tocaron la campana, todas salieron a recreo, la monja salió y me dijo:
“Sígame” y me llevó a la Prefectura.
Primera vez que me llevaban a la Prefectura por un castigo.
La Madre Cabezas, entró en la Prefectura, le dijo a la Prefecta:
Aquí le traigo a una alumna que provoca problemas en clase, hace un tiempo, tiene una amistad con Rosa Marrapodi y es una mala influencia para ella, la distrae continuamente de sus obligaciones, yo la observo, que siempre le está conversando, como ella es la primera del curso esta niña es una mal ejemplo para ella.
“Yo le ruego, que las cambie de asiento. Si no Rosa estará siendo perjudicada”
¡Yo me quedé helada!
¡Jamás habría pensado que Madre Cabezas pudiera decir esas cosas de mí!
¡Yo, que le contaba, que llevaba 6 años en el colegio sin tener ninguna amiga, que me pasaba todos los recreos, escondida en la capilla rezando a la VIRGEN, que me diera una amiga y ahora que al fin tenía una, la tenía que perder!
¿Por qué estaba tan enojada conmigo, si las dos nos estábamos riendo?
¡No lo podía entender, tanto cambio, ella no podía ser la misma persona amable que me aconsejaba!
Madre Palma escuchó las quejas de M. Cabezas y luego, la hizo salir:
Me quedó mirando pensativa:
“Yo sentí que se caían mis lagrimas”
Dije: “Perdóneme Madre, fue sin querer, yo quiero mucho a Madre Cabeza”
Ella me pasó un pañuelo y me miraba:
¿Qué estaba haciendo usted? Preguntó
“Me estaba riendo” respondí.
“¿De qué se estaba riendo?” Yo no me atreví a contestar, para no involucrar a Rosa y bajé la cabeza.
¿Por qué la Madre dice que usted distrae de la clase a Rosa?
-No respondí.
Madre Palma se paró y me dijo:
Vaya a la sala y diga a Rosa, que yo la mando a llamar.
Fuí a llamar a Rosa a la Prefectura.
“Pase”, dijo Madre Palma; “siéntese”
“La mandé llamar para saber cuál es la verdad, del problema que Madre Cabeza dice que M. Antonieta es una mala influencia para usted, que la distrae de clases.”
Rosa bajó la cabeza y dijo:
“Ella no es ninguna mala influencia, era yo la que la estaba haciendo reír con unos dibujos Madre, ella no tiene la culpa, ella es mi mejor amiga”.
“Bueno dijo Madre Palma, entonces usted tendría que explicarle esta situación a Madre Cabezas, porque no es justo, que se lo calle”
“Está bien” Dijo Rosa.
“Pueden retirarse”
Rosa habló con Madre Cabeza, pero ésta siguió enojada conmigo y nunca más fuí a dirigirme con ella.
Pero no entendí nada, porqué cambió conmigo así.
Años después, yo llevé mis hijas al mismo Colegio, me encontré con ella, fuí a saludarla contenta de verla y dijo no reconocerme, que no se acordaba de mí entonces yo le hablé de mi hermana:
“Ah” dijo, quien no conoce a su hermana. A las alumnas que son diferentes, uno las recuerda, a las mediocres, no”
Fue una
bofetada para mí. Seguí sin entender.
“Mis Primeros Alumnos de Dislexia y Piano”
(Mis desconocimientos)
Año: 1955, Edad: 15 años
Yo era tan fanática de la enseñanza, que a los 15 años, ya ganaba mi primer sueldo, enseñando a dos niños, que tenían problemas de lectura y escritura. Ellos estaban en tercero básico y aún no sabían leer ni escribir.
Como yo era conocida en el barrio siglo XX, por enseñar en el
Club y en la
Escuelita, un día llegó la Sra.Rovegno, con sus dos hijos: José Augusto y Marco Antonio Rovegno, que no podían aprender a leer ni escribir. Ella, ofreció pagarme por dar clases a ellos.
Yo le expliqué, que yo no tenía la menor idea porqué sus hijos, ya de 10 años, no podían leer ni escribir, que no podía ayudarlos. “¡
Como me iba a pagar!” “No importa, no importa”, dijo ella, yo sé que tú lo descubrirás, yo te conozco, todo el barrio sabe que es así e insistió en pagarme.
Yo, sin tener idea qué era la
dislexia, acepté intentar averiguar qué problema tendrían sus hijos y les dije que vinieran al día siguiente, luego de hacerlos escribir la frase siguiente a ambos: “
Mi papá y mi mamá me quieren mucho”
Se sentaron ambos a escribir la frase y curiosamente ambos escribieron exactamente lo mismo:
“wi qaqa y wi wawa we pniereu wncho”
La señora Rovegno, me miró interrogante y muy angustiada me dijo:
¿Qué tienen Toñi?
Yo miraba y miraba la escritura y me parecía un jeroglífico y luego respondí:
“La verdad no entiendo nada, pero lo que me llama la atención, es que ambos hayan escrito exactamente, lo mismo, estando separados, como que vieran igual.”Me quedé pensando y respondí:
Bueno, voy a intentar descubrir el problema, pero no le aseguro nada, haré lo posible, usted no me pague todavía, ya veremos.
Ella, tan agradecida, me dio un beso, emocionada, me dijo: “Estoy segura Toñi que tu vas a descubrir lo que les pasa” Yo me sentí presionada ante la ilusión de ella, no quise ilusionarla, miré a los niños ansiosos y respondí:
“Sra. Rovegno, yo solo le prometo, hacer todo lo posible por descubrir el problema, pero ya le dije, que de esto, no entiendo nada” y mirando a César y Marco Antonio les dije: “rueguen a Dios, para descubrir quién les está dando vuelta las letras, seguro es un enanito juguetón” Ellos rieron, los besé y les prometí, ayudar en lo posible a pillarlo. Me fui a mi dormitorio a leer y releer el texto escrito por los niños. Los revisé letra por letra y me dí cuenta, que algunas letras estaban escritas sistemáticamente en dirección opuesta por ambos niños, es decir, ellos
veían distinto, lo
derecho al
izquierdo, lo que estaba
hacia arriba, lo escribían
hacia abajo.
Fui repasando:
La
m al revés como
w La
p al revés en
q, por eso
papá era
qaqà y
mamá era
wawà. La
u era
n No lo podía creer, estaba descubriendo algo sensacional, que tal vez sería una solución para mis niños. Entonces, deduje, si es la dirección la que ven al revés, ¿habrá también otras letras que verán al revés?
Por ej.: ¿La b será d?
Fui corriendo a su casa a decirles, que quería salir de una duda. Los senté y los hice escribir las palabras que se muestran a continuación y ellos escribieron la columna que muestro al lado:
Dedo= bebo
Duda=buba
Bomba=dowda
Balcón=dalcon¡Fantástico grite, ya lo tengo!
Llame a la señora Rovegno y le dije: “¡Creo que lo descubrí!”
Por favor mándemelos mañana en la tarde y que lleven 2 cajas de plasticina. Se me ocurrió que ellos mismos manipularan las letras que confundían, con sus propias manos, de manera que las ubicaran a su antojo y lograr una fijación de su correcta dirección.
Eso hicimos, ellos hacían las letras que les producían problemas en las plasticinas, luego yo se las cambiaba de ubicación para que descubrieran que una letra colocada en la misma ubicación tenia distinta pronunciación y distinto nombre.
Mira, si pongo esta letra así:
p, con la
“guatita” hacia la mano que tomas la sopa se llama
Pe y si la pongo con la guatita para el otro lado (izq.), se llama
d etc.
Así trabajamos, con recortes de letras, hechas en greda, dibujados etc. En 2 meses el avance había sido tan asombroso, que yo me entusiasme y le pedí a la señora Rovegno, que mejor los retirara de la escuela y vinieran a mi casa, todas las tardes y yo le haría de primero a tercero básico, para avanzar más rápido, porque se retrasaba mucho el aprendizaje, por la parte psicológica, que sus compañeros los trataban de “retrasados”, de tontos, la profesora los sentaba en la última fila y no los atendía.
Ella me hizo caso, los retiró de la escuela, empezaron a venir a clases solo conmigo, por las tardes. Empezaron a avanzar increíblemente rápido. ¡Estaban felices!
Cuando lograban leer ya casi de corrido, yo los felicitaba: “¿Ven que ustedes son muy inteligentes? Solo tienen que trabajar más tiempo y lograremos pasar a cuarto año”. Los abrase emocionada.
Ellos tenían sus ojitos iluminados, se tiraban al suelo, se abrazaban y reían felices. “¡Bravo, decía Marco, somos muy inteligentes!” Cuando su mamá vio el avance de sus hijos, se le cayeron las lágrimas.
Terminamos el año, completamente al día en todas las materias de primero a tercero básico. Les hicieron un exámen de admisión y pasaron a cuarto básico, sin problemas en el Colegio San Agustín.
La señora Rovegno estaba tan feliz, con el avance de sus hijos, que quiso, que también les hiciera clases de piano.
“¿Ah? Respondí, pero yo por música, solo voy en kínder de piano, solo toco por oído. ¡Nunca he hecho clases de piano!
No importa, respondió. “Tú todo lo que aprendes, lo enseñas” y te aseguro que los alumnos lo aprenderán. Tampoco nunca habías conocido el problema de lenguaje de mis niños y lo solucionaste.
No me quedó más remedio que aceptar y estudiar mucho más piano con mi Mamá, que no tenía paciencia para enseñar, además, se aburría rápido y retaba. Pero tenía que aguantar, para poder enseñar a mis alumnos.
Les pedí compraran “Mi amigo el piano” y dos cuadernos de pauta, para enseñarles
teoría ¡A ellos les encantaba el piano! Siempre querían seguir tocando, mas tarde de la hora. Mis alumnos resultaron muy talentosos, en 3 meses, ya casi tocaban los mismos estudios que yo de “Mi amigo el piano” y yo no hallaba qué hacer, tenía que andar rogándole a mi mamá, para que me hiciera clases y me fuera avanzando y traspasar, lo aprendido, pero a mi mamá costaba pillarla para que me enseñara, rápido tenía otra cosa que hacer y la clase se terminaba.
Para colmo la señora Rovegno estaba tan contenta con el avance de sus hijos, que me envió 3 alumnos más: Felipe Rovegno, Carmen y Pepito. Finalmente tuve 5 alumnos, todos con grandes facilidades.
A fin de año, invité a sus padres a escucharlos tocar de memoria. ¡Todos quedaron muy contentos!
Esas fueron mis primeras clases
pagadas con
ningún conocimiento de dislexia y solo con conocimientos de kínder de piano.
Mi sueldo lo gastamos con mi hermana en puros lomitos de la Fuente Alemana, comimos hasta que nos “reventamos”.
“Mi trabajo de Dislexia” Mucho tiempo después me casé, a los 30 años y nos fuimos con mi esposo a vivir 8 años a Saladillo. Allá enseñé a leer y escribir a Rosa María, que estaba en la misma Escuela que los Rovegno, en Santiago, también la tenían sentada en el último banco, porque no aprendía a leer ni a escribir.
Un día que visité a mi madre en Santiago, me contó, que Rosa María, no aprendía nada en la escuela. Ella vivía con mi mamá.
Entonces yo le hice la misma prueba que inventé para los Rovegno y el resultado fué el mismo, tenía simplemente dislexia, no tenía ningún problema intelectual. En vista de lo cual, me la llevé a Saladillo, para enseñarle a leer, escribir y así ponerla al día en todas las materias. Luego, ella no quiso volver a Santiago y se quedó en mi casa, terminó básica, media y dió la prueba de aptitud Académica.
El profesor quedó tan entusiasmado que comenzó a enviarme todos los alumnos con problemas, que había en la escuela de Saladillo. Tenía como 10 alumnos con dislexia, ya se me hacía difícil atender a tantos al mismo tiempo y para colmo me mandaba, unos, con otras dificultades que yo no tenía la menor idea, pero el director insistía que tratara de averiguar el problema.
Uno de los alumnos que llegó, tenía problemas con la letra r, yo busqué en un diccionario y me enteré que eso se llamaba “rotacismo” pero no explicaban ningún método para tratarlo. Ahí, me pasé las noches pensando cómo ayudarlo, el niño tenía 12 años.
Hasta que por fin fuí descubriendo, su dificultad en la diferenciación de pronunciación entre la r y la rr.
Así fuí inventando ejercicios para el paladar y escribiendo lo pronunciado. Oyendo cómo suena la una y la otra letra, escuchando con atención cómo sonaba la r más suave y poniendo la lengua detrás de los dientes inferiores y la rr más fuerte, poniendo la lengua en el paladar superior, luego, escribiendo la letra pronunciada. Al fin, logró superarlo, pero le costó más que a los otros, porque ya tenía 12 años. Luego de superado el problema del rotacismo, tuve que enseñarle a leer y a escribir.
El director Laforet, estaba muy satisfecho con los resultados y me presentó a los apoderados de los niños que atendí, como: “experta en problemas de aprendizaje”, yo me quería morir de vergüenza, porque yo no tenía titulo de semejante cosa, mi único título era de Educadora de párvulos.
Lo más divertido fue que cuando estaba estudiando Párvulos en la Universidad nos exigieran a todo el curso comprar un libro carísimo de Teresa Clerk, sobre el descubrimiento que ella hacía de la dislexia y me encuentro que mostraba que ¡Ella descubría lo que yo había descubierto sola a los 15 años!
Cuando le conté a mi directora de la Escuela de Educadoras de Parvulos de la U. Rebeca Stein, le mostré mis apuntes de hace 15 años atrás. Ella movió la cabeza y dijo: ¡Por Dios, María Antonieta, esto tendría que haberlo patentado criatura! Ahora ya nada se puede hacer.
Agrego aquí, una grabación de una canción de una canción de cuna, inspirada en mi primer alumno de Dislexia; Cesar Augusto Rovegno. Con letra compuesta por mi hermana Alicia y música yo.Palito de Escoba
Palito de escoba, ojitos de arroz,
Tienes la inocencia del niñito Dios,
Y cuando sonríes, sonrisa de tul,
Se llena la estancia todita de azul.
Jugando tú juego, juego de ilusión
Atas con un nudo, canto y oración (bis)
Dedicado a Marco Antonio RovegnoLetra: Alicia Montecinos. Música: María Antonieta Montecinos.
“La Casa Embrujada”
(Mis desconocimientos)
Año: 1956, Edad: 16 años
Sucedió una vez en el Colegio, que teníamos que hacer un trabajo entre varias compañeras, se hicieron grupos a sorteo y a mí me tocó en la casa de una compañera que vivía en Bustamante esquina con Av.Matta justo a media cuadra de la casa, donde se había cambiado mi amiga Wilfred.
Es una casa, parecida a un castillo, inmensa, con muchas piezas y torres que está justo en la esquina.
Yo llegué allá y me encontré con las 6 compañeras del grupo, que estaban admirando la casa-castillo, que Anita, les estaba mostrando pieza por pieza.
Era algo increíble, llena de pasillos obscuros con cantidades de cuadros, de pintores famosos.
Había 2 comedores, uno grande y uno más chico, con estatuas de mármol, uno más chico, con estatuas de mármol, muebles inmensos, antiguos, un piano de cola Steinway Son’s maravilloso y un mueble para reclinarse a lo largo, estilo antiguo, como de la época de María Antonieta o Napoleón, dorado, tapizado impecablemente.
Unas lámparas de lágrimas inmensas, un juego de comedor con unas sillas de respaldos altos con tapiz rojo oscuro.
Todas nos quedamos pasmadas admirando las maravillas que Anita nos mostraba habitación por habitación.
¡Había una habitación para cada trabajo!
Una para la biblioteca, con mesas para leer con lámparas, con unas cortinas doradas maravillosas, otra para que Anita tuviera sus juguetes, otra para instrumentos, dormitorios etc.
Tenía 15 habitaciones y 6 baños. Un salón que abarcaba todo lo largo de la casa para fiestas, una cocina gigante, un patio lleno de árboles y piscina, parecía un parque nacional el jardín, lleno de árboles y piscina, lleno de estatuas en mármol, pileta con pescados, pajarera, corredores.
Era un castillo para mí. Anita tenía 16 años y era huérfana, y sus tías, la habían recibido desde pequeña.
Vivía con 4 tías viejas y solteronas. Un montón de empleados, la llevaban en auto al Colegio, con chofer.
Una compañera le preguntó; ¿Y porque no nos habías invitado antes a conocer tu casa?
Ella se turbó, yo la noté, como que se puso nerviosa y respondió: “Es que mis tías son muy mañosas, no le gustan mucho las visitas, piensan que les pueden destruir alguna de sus reliquias”
Yo me dí cuenta que ella estaba mintiendo por alguna razón. Salieron 2 tías a saludarnos, ni la mano nos dieron, eran muy viejas, se vestían con trajes largos antiguos, usaban camafeos, las dos. Eran flacas y feas. Nos ofrecieron unas galletas y jugo de naranja, que trajo el mozo.
Luego nos despedimos y fuimos a la sala a trabajar en el proyecto. Entramos en una sala con varias mesas y 2 atriles de pintor, una pizarra, un montón de libros y enciclopedias.
Nos pusimos a trabajar, como 2 horas y yo terminé mi parte primero y como quería tocar en ese piano tan imponente, le pedí permiso a Anita, ya que había terminado, si podía tocar el piano un rato.
¡Claro, anda no más, respondió, así no te aburres!
Fui al inmenso salón, abrí el piano impecable, me puse a tocar, todo lo que se me vino a la mente. Estaba fascinada, tenía un sonido de terciopelo espectacular, me transporté mentalmente a esos salones antiguos donde se bailaba vals con trajes largos, con aquellas deslumbrantes lámparas antiguas.
¡Muy romántico¡
Luego, me tenté a reclinarme en ese mueble largo, para acostarse, yo me imaginaba con un vestido largo, antiguo, con abanico.
Me tendí en el sofá a imaginar cómo sería ese
salón lleno de gente bailando, conversando, mozos sirviendo, niñas de trajes hermosos, llenos de cintas, estilo antiguo, cerré los ojos soñando la escena, en eso estaba, cuando de pronto escucho unos quejidos, unos gritos, ruidos como de cuchillos, como personas peleando;
“¡Te voy a matar infeliz!”
Se escuchaba una voz. Yo me levanté sobresaltada, creyendo que estaba soñando, me quedé un momento sentada, incrédula, pensé:
¿Me habré quedado dormida? Miré a mi alrededor, pero no, no estaba soñando, el piano estaba abierto, yo estaba en el salón y ¡muy despierta!
Dudosa, esperé, para ver si se repetían los gritos, esperé, presté atención y los ruidos volvían otra vez,
igual. Eran como dos personas peleando a cuchillos o algo parecido, a muerte, se oían unos golpes espantosos de dolor y como una lucha entre dos, igual que antes. Me paré y fuí donde mis compañeras a contarles lo que pasaba.
Entonces, Anita, se puso muy nerviosa y empezó a decir, que yo estaba loca, que no pasaba nada, que eran invenciones mías. Anita me miraba con unos ojos alarmantes, como diciéndome:
¡Cállate! Pero, igual algunas quisieron ir a ver, me rogaron que las llevara, aunque tenían mucho miedo.
Entramos al
salón y les mostré dónde exactamente estaba yo. Que estaba recostada en el chaisselongue y escuché fuertemente los extraños ruidos. Esperamos un momento y no se escuchaba nada. Anita decía ansiosa:
¿Ven que no pasa nada? Vámonos a la
sala. Y todas creyeron que yo había inventado todo y se fueron riéndose y burlándose de mí.
¡Yo me quedé sentada, dudando, como ellas decían, si yo estaría loca!
¿Estaría soñando?
Pero… ¿Soñando despierta? Era muy extraño. Además ¿Por qué Anita, se pone tan nerviosa con el tema? ¿Y me mira tan espantada?.
Algo muy raro debe ocurrir y me quedé intrigada y con rabia.
Nos fuimos de casa de Anita, mis compañeras me mortificaron con tallas y yo me fuí a casa de Wilfred, a contarle a Olga esta historia, ya que ella era entendida en cosas de éstas.
Olga, me dijo: “no te preocupes Toñi, tú tienes facilidades para contactarte, seguro pasó algo ahí y tu amiga no te lo quiere decir”
Pasaron los años y en 2009 recién, me entero por un reportaje de televisión que a esa casa la llamaban:
La casa embrujada. Que se había quemado totalmente, incluso mostraron el incendio por la televisión. Luego habló un psíquico, que había estado investigando los ruidos de esa casa, con un equipo de especialistas y su instrumental especial para detectar este tipo de fenómenos y decía que hace 500 años atrás, en ese terreno 2 trabajadores se mataron a cuchillazos, odiándose hasta el fin, por eso, la gente pobre, que se alojaba debajo de la casa en el invierno, escuchaban gritos y ruidos de cuchillos de una pelea, contaba el psíquico.
¡Tenía razón Olga; algo había pasado, no era imaginación mia¡
“La Falsificación de Notas”
(Mis desconocimientos)
1957, 17 años
Sucedió que un día estábamos en clases en 5º Básico. Cuando entra Madre Palma y la Señorita Marina, con unos libros de Clases, donde se apuntaban las asistencias.
Nos pusimos todas de pie, ella hizo que nos sentáramos con la mano y se dirige a la Madre Paz, que nos estaba haciendo clases, le habla algo en voz baja, Madre Paz, toma sus cuadernos y lápices y sale de la clase.
Luego Madre Palma y la Señorita Marina, ponen los cuadernos que traían sobre el escritorio y dice la Madre:
“ROSA MARRAPODI y MARIA ANTONIETA MONTECINOS, tengan la bondad de tomar sus cosas y salir de la clase”
“Pueden irse a sus casas y no vuelvan hasta que se les avise. No habrá clases.”
Nos miramos con Rosa, asombradas.
¿Habríamos hecho algo?
¿Por qué nos echaban a la casa?
-¡No hubo más explicaciones!
Nos levantamos, salimos, y Señorita Marina nos cerró la puerta con llave al salir.
Nos fuimos con Rosa, sin entender nada, qué pasará nos preguntábamos, ¡Por qué nos sacaron a las dos y no tendremos clases!
“¡No sé que voy a decir en mi casa!” dijo Rosa.
“¡Y yo menos, que cosa más rara!”, respondí.
Cuando llegue a mi casa y le conté a mi mamá, ella lo único que pensó, es que no había que decirle nada a mi papá hasta que se supiera qué estaba pasando.Cuando llegó mi hermana, que siempre se enteraba de las cosas. Llegó contando, que mi curso estaba con las alumnas, Madre Palma y Señorita Marina a puertas cerradas haciendo jurar a cada alumna ante la Biblia.
Sentían a alumnas de la clase, llorando y se iban a sus casas. Ellas querían saber qué pasaba hasta que averiguaron, que una alumna, que no se sabía quién era, había tomado los Libros de la Asistencia y había Falsificado notas en diversos ramos a todas las compañeras de Curso.
Que la Señorita Marina, las había descubierto, porque reconoció que su letra no era la falsificada, además tenía un Registro de las notas en un libro, y las notas no coincidían.
Fue donde Madre P y entre las dos, descubrieron que todo el curso, menos Rosa Marrapodi y yo, no teníamos notas falsificadas, por eso, nos dejaron salir y se dedicaron a hacer confesar a una por una de las alumnas, sus NOTAS FALSIFICADAS ANTE LA BIBLIA.
-También preguntaban quien lo había hecho y nadie decía nada.
-¿Pero quién podía hacer eso?, dije yo.
-¡Mi mamá no podía creer que una niña de las Monjas fuera una Falsificadora!
El hecho es que 38 alumnas del Curso, tenían notas
FALSIFICADAS y a medida que las iban declarando las dejaban volver a casa.
Así, pasó una semana, la Sala a puerta cerrada, con distintas Profesoras, que declararon tener notas FALSIFICADAS en sus ramos: MATEMATICA – CASTELLANO – QUÍMICA – FÍSICA – FILOSOFIA – BIOLOGÍA, etc.
Mi hermana llegaba todos los días con distintas novedades del Colegio. Que habían traído un Perito Calígrafo, para descubrir las Falsificaciones. Que las compañeras con notas peligrosas, que pueden repetir año, eran las que más falsificaciones tenían.
Pero lo curioso, que había algunas que tenían buenas notas y también tenían notas Falsificadas, pero eso no tenía sentido.
A todas las hacían declarar, una por una y todas decían, que ellas permitieron que una compañera les pusiera esas notas, pero nadie le delataba.
¡Día a día llegaban noticias, como una novela de misterio!¿Quién será la falsificadora?Había toda clase de especulaciones de compañeras de distintos cursos:
Unas decían que era una alumna interna, que por rabia contra las Monjas lo había hecho, otras, que seguro era alguien que era buena para el Dibujo, otras, que tendría seguro malas notas y sospechaban de todo mundo.
La cosa, que todos los días citaban apoderados que Madre P, conversaba con ellos.
Al final, pasaron dos semanas sin clases, y las alumnas encerradas, siendo interrogadas, jurando ante la Biblia y salían llorando, sin permiso para hablar con nadie.
Nosotras con Rosa, nos llamábamos por teléfono, para estar al tanto de las novedades.
Por lo visto, a las únicas que no nos ofrecieron ponernos notas fue a Rosa Marrapodi, que las dos éramos “
Hijas de María”, y no sabíamos nada. Rosa era la primera del curso y yo, que siempre me barajaba con los promedios de escrito y Orales para aprobar mis promedios.
La Falsificadora nos conocía muy bien, parece, porque fuimos las únicas que no nos puso nada.
Hasta que un día el Calígrafo descubrió analizando las pruebas de Matemática a la autora de la Falsificación, que coincidentemente era la mejor alumna de Dibujo.
Hablaron con ella y le dijeron que si no decía la verdad, todo el Curso, sería expulsado del Colegio y se le enviaría a la cárcel a ella. Ante esto, esta compañera declaró (Prefiero reservarme el nombre) y luego leyó la lista de todas las “
Notas Falsificadas” de ella y sus compañeras.
Señorita Marina, que notificó toda esta irregularidad en su Ramo de Historia, no cabía de asombro, que todo un curso, cometiera semejante falta.
-Y sobre todo, alumnas con buenas notas también.
-Que explicación tenían.
-¡Y lo que es peor!
-La Falsificadora tenía un promedio de:
66 de Notas -¡Se sujetaba la cabeza, sin entender!
Cuando le preguntaron la razón por la que hizo semejante maldad dijo:
“Al principio fue un juego, a ver si se daban cuenta, había comenzado por odio a Señorita Marina y su ridículo eterno amor a su novio muerto, ella detestaba su cursilería declaró, pero luego, como no fue descubierta, se le ocurrió ayudar a sus compañeras también en otros ramos, como entretención”.
Dadas estas declaraciones, las compañeras que no la quisieron delatar, se empezaron a parar declarando en qué ramos se habían anotado notas Falsas, hechas por esta compañera, pero estaban arrepentidas, por el giro que estaba tomando el problema.
-Nunca pensaron que eran tantas las afectadas, ni que iban a enterarse sus papas o que serian tratadas como delincuentes.
Fue un hecho Inédito en la Historia del Colegio.
Al año siguiente, solo continuamos Rosa Marrapodi y Yo, al resto del Curso, se le canceló la MATRICULA, tuvimos puras compañeras nuevas. Esta fue una de las experiencias que más me marcó en mis Desconocimientos de la vida.